Los periódicos ingleses habían informado que, después de la separación de Lampard y de Elen Rivas, sus hijas se habían ido a vivir con ella a un pequeño departamento, mientras que Lampard convirtió su hogar en un «matadero de solteros.» Lampard llamó por teléfono a la emisora, afirmando que él no era «débil» ni «escoria» como para permitir que sus hijas vivieran en circunstancias peores a las de antes, y que había peleado con «uñas y dientes» para mantener a su familia unida.