De modo que, cuando todo pasó y “parecía que se había caído el edificio, que había caído una bomba aquí adentro”, salió sin zapatos, sin camiseta y sin nasobuco. Debajo estaban su mamá, su hermana, una vecina y su hijo más pequeño. En segunda posición nos encontramos la camiseta de visitante de la DEA, que recupera la figura de la diosa corriendo que aparecía en el escudo clásico.